La gestión de los desastres es un campo crucial que implica la preparación, respuesta y recuperación ante eventos naturales o provocados por el hombre que pueden causar graves daños a la vida, a la propiedad y al medio ambiente. Sin embargo, la tecnología ha permitido una gestión más rápida y efectiva de estos desafíos. ¡Veamos cómo!

En el último siglo, dos eventos catastróficos sacudieron al mundo entero: el tsunami del Océano Índico en 2004 y los incendios forestales en Australia en 2020. Cada desastre fue terriblemente devastador, pero la diferencia clave entre estos dos siniestros no solo radica en el tipo de calamidad, sino en la forma en que se gestionaron, gracias a la evolución y el poder de las herramientas tecnológicas.

Hay que recordar que el tsunami en el Océano Índico, en 2004, fue uno de los desastres naturales más mortales en la historia moderna, cobrando la vida de más de 230 mil personas en 14 países. Fue causado por un terremoto marítimo de magnitud 9.1, que desplazó una masiva cantidad de agua, generando olas gigantes que arrasaron comunidades costeras. Obviamente, con la falta de sistemas de alerta temprana y de comunicación en tiempo real, las comunidades de aquella región quedaron a merced del desastre, y la respuesta fue lenta y desorganizada debido a la carencia de tecnologías avanzadas.

Los incendios de Australia en 2020, aunque destruyeron millones de hectáreas de tierra, desplazaron a miles de personas y provocaron daños ecológicos y económicos incalculables, contaron con un aliado: la tecnología. Drones equipados con sensores térmicos, sistemas de análisis de datos en tiempo real, y la inteligencia artificial permitieron una respuesta más rápida y eficiente. Las autoridades pudieron monitorear la propagación del fuego, predecir su comportamiento y coordinar evacuaciones de manera más eficaz. Las redes sociales y las aplicaciones móviles, a su vez, jugaron un papel crucial, manteniendo informada a la población.

TIPOS DE TECNOLOGÍAS UTILIZADAS EN LA GESTIÓN DE DESASTRES

En sus inicios, la gestión de desastres se basaba en métodos rudimentarios que principalmente dependían de la capacidad física y la respuesta directa de los seres humanos. Pero en las últimas décadas la tecnología ha avanzado a pasos agigantados, surgiendo herramientas que han cambiado radicalmente el panorama de la gestión de desastres.

Hoy en día, la tecnología juega un papel vital en todas las fases de la gestión de desastres, desde la prevención hasta la recuperación. Estos avances han permitido una respuesta más rápida y efectiva, salvando vidas y reduciendo el impacto de los siniestros. Las principales categorías de tecnologías utilizadas en la gestión de desastres son:

• Tecnologías en la prevención de desastres. En este grupo se encuentran los sistemas de alerta temprana, que utilizan una variedad de medios para detectar señales de advertencia y alertar a las comunidades en riesgo, tales como:

• Monitoreo sismológico. Detectan movimientos sísmicos en tiempo real y emiten alertas antes que un terremoto sea perceptible.
• Redes de observación climática. Monitorean las condiciones climáticas y predicen fenómenos extremos como huracanes y tormentas. 
• Sistemas de alerta pública. Incluyen aplicaciones móviles y mensajes de texto que envían alertas inmediatas a los habitantes en áreas de riesgo.
• Sismómetros de alta precisión. Hacen una detección temprana de eventos sísmicos.
• Boyas de monitoreo oceánico. Detectan tempranamente un tsunami para activar alertas en las áreas costeras.
• Redes de comunicación de emergencia. Aseguran que la información crítica llegue rápidamente a las autoridades y al público.
• Predicción meteorológica avanzada. Permiten prepararse ante huracanes, tormentas y otros eventos climáticos externos.
• Satélites geoestacionarios. Brindan imágenes en tiempo real de las condiciones meteorológicas.
• Modelos de predicción numérica. Usan supercomputadoras para simular y predecir el comportamiento de fenómenos meteorológicos con alta precisión.
• Tecnologías en la respuesta a desastres. 

• Redes de comunicación de emergencia. Incluyen redes satelitales, radio de alta frecuencia y sistemas de mensajería móvil, que garantizan que los equipos de rescate y las autoridades se comuniquen de forma efectiva, incluso cuando las telecomunicaciones convencionales no están en servicio.
• Plataformas de coordinación y gestión de crisis. Permiten a las autoridades y equipos de emergencia acceder a información en tiempo real sobre la situación, facilitando la toma de decisiones y la asignación de recursos.
• Tecnologías en la recuperación postdesastres.

• Drones y robots en la evaluación de daños. Evalúan los daños en áreas inaccesibles o peligrosas, proporcionando información crítica, lo que acelera la toma de decisiones y la implementación de medidas de recuperación.
• Uso de inteligencia artificial para análisis de datos. La IA ayuda a analizar grandes volúmenes de datos rápidamente, identificando patrones y proporcionando información que puede guiar los esfuerzos de recuperación.
• Impresión 3D en la reconstrucción. Es una solución rápida y económica que permite la construcción rápida de viviendas temporales y estructuras esenciales. 

DESAFÍOS Y LIMITACIONES

Aunque la tecnología ha transformado significativamente la gestión de siniestros catastróficos, su implementación y uso enfrentan varios desafíos y limitaciones que pueden afectar su eficacia. La Fundación Fepropaz hace ver que dos de los principales desafíos son de carácter técnico y financiero.

Por un lado, los costos asociados con el desarrollo, mantenimiento e implementación de tecnologías de vanguardia, como drones, sistemas de IA y plataformas de análisis de datos pueden ser prohibitivos para países y regiones con recursos limitados. Además, la infraestructura técnica necesaria para soportar esas tecnologías, como redes de comunicación robustas y equipos especializados, puede no estar disponible en áreas afectadas por desastres o en regiones con economías en desarrollo.

Desigualdad en el acceso a tecnología es otro problema. Y es que la brecha tecnológica entre regiones desarrolladas y en desarrollo puede afectar la capacidad de estas para beneficiarse de las innovaciones en gestión de desastres.

Para superar estos retos, la fundación colombiana sugiere como medidas la cooperación internacional y la transferencia de tecnología. “Al abordar estos desafíos de manera proactiva, podemos construir una capacidad de respuesta más equitativa y robusta, reduciendo el impacto de los desastres naturales y protegiendo mejor a las comunidades vulnerables en todo el mundo”, remata.

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