A un año del paso del devastador huracán Otis, Guerrero volvió a vivir un estado de emergencia por el impacto del huracán John. Mucho de lo que la región había ganado en recuperación se perdió y, ahora, reinicia otro proceso de reconstrucción.
A casi un año del paso del huracán Otis, el 23 de septiembre de 2024, Acapulco y todo Guerrero volvieron a vivir un estado de alerta ante la inminente llegada del huracán John. La que se preveía que fuera una tormenta tropical que se degradaría a depresión al tocar tierra en Chiapas, se intensificó, aceleró y cambió de rumbo hasta fortalecerse como un huracán categoría 3 en la escala Saffir-Simpson y golpear la zona de la Costa Chica de Guerrero.
Ese día, el estado guerrerense aún tenía fresco en la memoria la profunda huella de destrucción que dejó Otis, uno de los huracanes más intensos en la historia reciente de México. John representaba, por lo tanto, un déjà vu.
El temor por el recuerdo de Otis no era infundado. El 25 de octubre de 2023, a las 00:25, el centro del meteoro tocó tierra en inmediaciones del municipio de Acapulco, como huracán de categoría 5, con vientos sostenidos de 270 kilómetros por hora (km/h), rachas de 330 km/h y desplazamiento a 17 km/h al nor-noroeste. El fenómeno sorprendió a los meteorólogos por su rápida intensificación, pasando de tormenta tropical a huracán de máxima categoría en menos de 24 horas.
Al azotar con esa fuerza, Otis dejó tras de sí una estela de destrucción nunca antes vista en Guerrero, afectando gravemente a su infraestructura y a su población. De hecho, en mayo de 2024, sin concluir el proceso de valoración de pérdidas, la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) señalaba que el huracán Otis representaba el tercer evento de mayor cobertura de seguros para la industria y el segundo huracán de mayor impacto en daños asegurados.
En otras palabras, el impacto del poderoso ciclón solo había sido precedido por otro fenómeno natural más costoso como fue el huracán Wilma, y por la pandemia del COVID-19, hasta ahora el siniestro más caro en la historia aseguradora de México.
Fuente: AMIS
LA RECONSTRUCCIÓN DE LA “PERLA DEL PACÍFICO”
En el pasado, Acapulco era conocida como “La Perla del Pacífico” por su gran popularidad como destino turístico internacional. Durante las décadas de 1950 y 1960, se convirtió en el lugar favorito de celebridades de Hollywood y de la élite mundial, quienes buscaban disfrutar de sus hermosas playas y vibrante vida nocturna.
Sin embargo, las poderosas ráfagas de viento del que es considerado el ciclón más poderoso del Pacífico mexicano destruyeron la infraestructura hotelera de un destino turístico que hasta entonces contaba con casi 20 mil habitaciones. En unas horas, Otis dejó sin un cuarto disponible para atender a los visitantes del puerto.
El plan de reconstrucción de Acapulco implicaba un reto mayúsculo, por lo que de inmediato se echaron a andar acciones desde diversos frentes, conjuntando esfuerzos del gobierno y de la iniciativa privada.
Por parte del gobierno mexicano, se implementó un plan de reconstrucción de 20 acciones para levantar a Guerrero. El plan incluyó la restauración de servicios públicos como electricidad, donde la CFE resolvió en tiempo récord la emergencia energética. También se prorrogó el pago al Infonavit, Fovissste y Seguro Social, se destinaron más de 61,313 millones de pesos para la reconstrucción, además de brindar apoyos económicos y materiales a los damnificados.
La promesa gubernamental era entregar las obras en dos años, pero la reactivación del sector turístico había avanzado con más celeridad. Al menos, a 10 meses de Otis, el secretario de Turismo en Guerrero, Simón Quiñones, auguró que, para la temporada vacacional de fin de año, Acapulco dispondría de 14,500 cuartos y que, para febrero de 2025, se esperaría tener 16,000 habitaciones.
LA CONTRIBUCIÓN DEL SECTOR ASEGURADOR A LA RECUPERACIÓN TRAS OTIS
Un sector que, sin duda, había jugado un papel crucial en la recuperación de Guerrero tras Otis es el asegurador. Aglutinado en la AMIS, desde el primer minuto de la emergencia, implementó su Plan de Atención a Catástrofes para atender oportunamente a los asegurados afectados, considerando:
- Valuación urgente de daños.
- Agilización de anticipo de pagos.
- Prioridad en cerrar las indemnizaciones.
- Cobertura huracán 100% en autos.
- Coordinación con administradores para acelerar el cierre de siniestros en condominios y hoteles.
- Asesoramiento y apoyo con recursos adicionales para acelerar la reconstrucción de viviendas y negocios afectados.
- Comunicación en medios sobre las ventajas del seguro y aprovechamiento de las coberturas contratadas.
- Vinculación con autoridades para la atención de los asegurados.
- Mesas de trabajo con cámaras y asociaciones de condominios, restaurantes y hoteles.
- Colaboración con organismos internacionales para la reactivación de las zonas afectadas.
Como resultado de las anteriores acciones, las aseguradoras habían pagado más de 18,601 millones de pesos, a 219 días del paso de Otis.
Fuente: AMIS
Además, tras la fase de emergencia, limpieza y reacondicionamiento para iniciar la reconstrucción, estos eran los avances del plan emprendido por la AMIS:
Fuente: AMIS
Por su parte, SINESTRY, como firma líder en el sector de la gestión de siniestros, también puso en marcha una campaña para ayudar a los afectados a reclamar ante las aseguradoras un pago justo por los daños sufridos por el huracán Otis. En esta campaña, los sectores apoyados habían sido: siniestros de grandes pérdidas y dependencias gubernamentales.
JOHN DESPUÉS DE OTIS: LLUEVE SOBRE MOJADO
Pese a la desastrosa huella que Otis dejó en Guerrero, la comunidad había demostrado su capacidad de unión para la reconstrucción. Sin embargo, el proceso se puso en pausa por la llegada del huracán John, cuando a volvió a “llover sobre mojado”.
Si Otis fue devastador por sus vientos, John lo fue por haber pegado dos veces, provocando una intensa precipitación pluvial. El saldo del impacto: pérdidas humanas, daños a la infraestructura, viviendas inundadas y colapsadas, naturaleza destruida…
La situación en Acapulco fue especialmente grave, con calles enteras sumergidas bajo el agua y múltiples socavones. Según Alejandra Méndez Girón, coordinadora del Servicio Meteorológico Nacional, John dejó en el puerto casi un metro de precipitación acumulada, lo que equivale a tres veces más lluvia que la provocada por Otis el año pasado, aseguró a un medio nacional.
De nuevo, los focos rojos se encendieron. Por ello, la Secretaría de Gobernación emitió la Declaración de Emergencia para Guerrero y Oaxaca. Por su parte, las compañías de seguros, a través de la AMIS, se declaraban preparadas para atender a los asegurados en este siniestro, mientras que la sociedad civil emprendía campañas de apoyo a los damnificados.
Convertido en una tormenta tropical, John volvió a entrar a tierra en las inmediaciones de Aquila, Michoacán. Posteriormente, se degradó a una baja presión remanente, provocando lluvias extraordinarias en Colima, Michoacán, y Jalisco, para finalmente debilitarse el sistema.
Tanto Otis como John refuerzan la importancia de prepararse y adaptarse ante la realidad de un desafiante cambio climático. La lección es dura, pero Guerrero debe construir un futuro más seguro y resiliente.
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